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La violencia doméstica y el abuso surgen del deseo de obtener y mantener poder y control sobre una pareja íntima. Las personas abusivas creen que tienen derecho a controlar y restringir a sus parejas, y pueden disfrutar de la sensación que les da ejercer el poder. A menudo creen que sus propios sentimientos y necesidades deben ser la prioridad en sus relaciones, por lo que utilizan tácticas abusivas para desmantelar la igualdad y hacer que sus parejas se sientan menos valiosas y merecedoras de respeto en la relación.

No importa por qué suceda, el abuso no está bien y nunca se justifica.

El abuso es un comportamiento aprendido. A veces la gente lo ve en sus propias familias. Otras veces lo aprenden de amigos o de la cultura popular. Sin embargo, el abuso es una elección, y nadie tiene que tomarla. Muchas personas que experimentan o son testigos de abuso al crecer deciden no usar esas formas negativas e hirientes de comportarse en sus propias relaciones. Si bien las fuerzas externas, como la adicción a las drogas o al alcohol, a veces pueden intensificar el abuso, es muy importante reconocer que estos problemas no provocan el abuso.
 

¿Quién puede estar en una relación abusiva?

Cualquiera puede ser abusivo y cualquiera puede ser víctima de abuso. Sucede independientemente del género, la edad, la orientación sexual, la raza o el nivel económico. Si bien una persona abusiva a menudo culpa a su pareja para justificar su comportamiento, el abuso no tiene nada que ver con la persona a la que se dirige, y nunca es el resultado de algo que tenga que ver con la relación o una situación particular. El abuso es una elección personal y un comportamiento estratégico utilizado para crear la dinámica de poder deseada por la persona abusiva. Independientemente de las circunstancias de la relación o del pasado de cualquiera de los dos, nadie merece ser abusado.

Fuente: La línea directa nacional de violencia doméstica

porque la gente abusa

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